domingo, 18 de octubre de 2009

Microscopio optico

Si el objeto que se quiere ver es muy pequeño, una simple lupa no es suficiente. Alrededor del año 1600, se empezó a utilizar un sistema de lentes para aprovechar el poder de amplificación de cada una y obtener un aumento mayor. Es lo que llamamos un microscopio compuesto, éste sirve para ver objetos muy pequeños y cercanos. En su forma más sencilla consiste de dos lentes convergentes. La lente más cercana al objeto, de distancia focal f1, se denomina objetivo. La segunda lente, a través de la cual se observa, se utiliza como lupa, y se llama ocular. Llamaremos f2 a la distancia focal del ocular. La distancia entre los focos f1’ (foco imagen) y f2 (foco objeto) se llama longitud del tubo d. En general la longitud del tubo se fija en un valor que está entre los 16 y los 18 centímetros. El objetivo forma una imagen real e invertida del objeto y el ocular (lupa), se ajusta para que esta imagen se forme justo en su foco, de forma de dar una imagen virtual, derecha, de la imagen del objetivo, y situada en el infinito. En conclusión, la imagen final se ve en el infinito e invertida. Se utiliza esta disposición para que el ojo normal trabaje relajado. Entre la altura del objeto, la altura de la imagen, la longitud del tubo y la distancia focal del objetivo se cumple la siguiente relación: y / f1 = - y’ / d recordar que y’<0 de allí el signo “–“ en la expresión. De la relación anterior se sigue que el aumento lateral del objetivo, según corresponde a una lente delgada, es: mobjetiva = y’/y = - d / f1 Mientras que el ocular, al funcionar como lupa, tendrá un aumento angular dado por: Mocular= xp / f2 Definiremos el poder amplificador de un microscopio como el producto de la amplificación lateral del objetivo por la amplificación angular del ocular, y así: M = mobjetiva . Mocular = - d . xp / (f1. f2) Para construir un microscopio es conveniente utilizar lentes con gran potencia, es decir, con distancias focales pequeñas. Sin embargo, existe un límite al aumento del microscopio fijado por el efecto de difracción

Temperaura

Escala de temperatura práctica internacional La determinación exacta de la temperatura por medio del termómetro de gas es engorrosa y difícil, y se realiza tan sólo en pocos laboratorios. En consecuencia esos dispositivos no se suelen emplear en el trabajo científico, excepto para determinar las propiedades termométricas de otras clases más convenientes de termómetros y para determinar las temperaturas termodinámicas de varios puntos fijos de interés, como ser puntos de fusión y ebullición. Para la gran mayoría de los trabajos técnicos y científicos, los patrones de uso corriente son termómetros calibrados respecto de esos puntos fijos. Las fórmulas de interpolación para esos patrones prácticos se obtienen midiendo sus propiedades termométricas con termómetros de gas. Hay convenciones internacionales acerca de cada tipo particular de termómetro, su diseño, las temperaturas que se deben asignar a los varios puntos fijos y las correspondientes fórmulas de interpolación. La escala así definida se denomina escala práctica internacional de temperatura. Esta escala se elige de modo que las mediciones efectuadas con instrumentos correctamente calibrados concuerden con la temperatura termodinámica dentro de un margen de tolerancia de 0,01 K en la mayoría de los casos. Periódicamente se llevan a cabo revisiones de esta escala en lo que respecta a procedimientos y valores.

Ambar

Las primeras observaciones del fenómeno de la electricidad se dieron en la antigua Grecia, en el siglo séptimo antes de Cristo. La fortuna permitió que Tales de Mileto, un filósofo que siempre intentaba explicar los fenómenos naturales, realizara las primeras observaciones del fenómeno de atracción del ámbar sobre cuerpos ligeros cuando aquél es frotado previamente. Cuando se frotaba el ámbar con piel de animales, éste atraía pelos, plumas y pequeños fragmentos de madera. Tales lo explicó indicando que el ámbar tenía un ‘alma’ que atraía a los cuerpos. De igual manera explicaba los fenómenos que se apreciaban con la piedra imán.
Diógenes Laercio es el autor del siguiente fragmento: ‘Aristóteles e Hipias dicen que (Tales) hizo partícipes de alma a las cosas inanimadas, demostrándolo a partir de la piedra del imán y del ámbar’ ((D-K 11 A 1) D. Laercio I, 24).
Diógenes Laercio es un historiador del siglo III autor de la obra ‘Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres’. En esta obra se incluye la filosofía griega desde los filósofos presocráticos, y en concreto a Tales de Mileto considerado el primero de los que se dio en llamar ‘los siete sabios de Grecia’.
Aristóteles explica ((D-K 11 A 22) Arist.., Del Alma, I 2, 405 a) que: ‘Parece que también Tales, según comentan, supuso que el alma era algo que mueve, si realmente dijo que la piedra (magnética) tiene alma porque mueve al hierro.
Son los primeros esfuerzos por explicar e intentar comprender. Los primeros trazos de una aventura que va materializando en el transcurso del tiempo con las contribuciones de Anaxímenes, Anaxágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles